La gestión del riesgo
No es posible controlar todas las variables de manera simultanea cuando de inversiones estamos hablando, en especial, no es posible controlar las variables que son externas o ajenas a nosotros. Por esta razón, es vital que cada persona, que está iniciando en el mundo de las inversiones, los negocios o el emprendimiento entienda qué tanto tolera el estrés al riesgo, para ir ganando confianza en sí mismo y lograr desarrollar sus capacidades en con el objetivo de maximizar la rentabilidad.
El estrés al riesgo, es un término utilizado para determinar la afectación que tiene en cada persona el hecho de que se materialice un riesgo.
Por ejemplo, si estoy en el mercado accionario y tengo una operación en compra, es porque en mi análisis estoy esperando que el mercado suba el valor, pero en realidad baja mucho mas de lo que esperaba, entro en pánico y vendo, en ese momento materializo las pérdidas. Este comportamiento ocurre más frecuente de lo que te imaginas. Esto se debe a que no supe gestionar el riesgo, pues no programé un máximo potencial de pérdidas, no tenía idoneidad suficiente para atender la operación, probablemente mi conocimiento era limitado y en consecuencia, entro en un circulo de frustración, deudas, miedos, estrés físico, dolores corporales, afectación del sueño, malos relacionamiento, cambio de humor y finalmente me digo, no sirvo para eso y me sostengo en la vía lenta, donde estoy destinado a vivir según mi capacidad laboral.
El esfuerzo del inversor está en gestionar el riesgo, lo demás es estrategia.
Ya que conoces tu adversidad al riesgo, estamos listos para hablar sobre vehículos de inversión, porque tu portafolio debe estar acorde con tus capacidades de gestionar el riesgo, de lo contrario sentirás mucha presión y no lograrás tu objetivo.
¡Atento! eso no será para siempre, rápidamente debes perfeccionar tus capacidades para lograr mejorar la forma de gestionar el riesgo según el nicho en que estés invirtiendo.
Llevándolo al sector inmobiliario, toma lápiz y papel y responde:
- Te dedicas a la renta corta, ¿Qué ocurre si la ocupación baja al 30%?
- Te dedicas al flipping (comprar - remodelar - vender), ¿Qué ocurre si no logras vender el inmueble?
- Te dedicas a la renta larga, ¿Qué ocurre si el inquilino no paga la renta?
- Te dedicas a los FIC inmobiliarios, ¿Qué ocurre si el gestor entra en pérdidas?
- Te dedicas a los remates judiciales, ¿Qué ocurre si compras una propiedad sin estudio de títulos?
- Te dedicas a las fracciones, ¿Qué ocurre si la compañía entra en liquidación?
- Te dedicas a compras sobre planos, ¿Qué ocurre si el proyecto se frena?
- Ahora, ¿a qué dedicas tu? Adelante, cuáles son tus preguntas que significan riesgo y cómo lo vas a gestionar.
Vamos, ¡a seguir aprendiendo!